lunes, 12 de marzo de 2012

LEAP, novela colaborativa en 24 horas


 

      LEAP es una novela colaborativa realizada por 29 escritores desde cuatro ciudades (Delhi, Kuala Lumpur, Londres y Vancouver) y escrita en 24 horas, las del día intercalar y un poco fantasmal del 29 de Febrero de 2012. Aunque fruto de la iniciativa editorial de Sarah Butler y Ben Payne, fue Chris Meade, director de IF:book, el líder de la empresa literaria. Además de escribir algunas páginas, su papel fue coordinar las aportaciones de cada grupo para compartir el proceso creativo usando un medio tan simple como Google Docs. Con este programa podemos crear documentos en línea y trabajar con ellos en equipo en tiempo real y desde cualquier parte del mundo. Así el coordinador y los demás autores podían observar en directo, por ejemplo, a los escritores de la India cómo proponían las frases, cómo las pulían, cómo las palabras aparecían o desaparecían y entre todos ir controlando el encaje con la trama general previamente pactada.
      La presentación es muy simple: al principio del texto aparece la foto de  un hombre saltando y luego 19 capítulos que cuentan la peripecia de cuatro personajes (Tanya, Sara, Dave y Win) desde aquellas cuatro ciudades. No vemos por ninguna parte hipervínculos, ni multimedia.
     La escritura colaborativa goza de una amplia tradición en la literatura Gutenberg. Incluso en Internet tenemos las wikinovelas, que en realidad se diferencian de la obra que comentamos en que el acceso a la redacción es universal, no están escritas en 24 horas y se encuentran restringidas al entorno wiki y no al de Google Docs. Lo que hace a estos experimentos relevantes para la literatura electrónica, en todo caso, es que aunque no tienen hipertexto ni multimedia, sí gozan de una máxima interactividad. No por parte del lector, que permanece pasivo, sino por el lado de los autores, que intercambian y modifican constantemente sus textos a la vista de todos. Y es Internet la plataforma que hace posible una herramienta tan poderosa para la escritura en común.   
    En todos estos experimentos vemos siempre más contentos a los autores que a los lectores. Los primeros celebran haber explorado el juguete, haber participado en una ceremonia de comunidad, mientras que los lectores permanecen mudos como niños que ven a otros disfrutar mientras a ellos les quedan los trozos del trenecillo desperdigados por el suelo. En cuanto a la calidad literaria, la verdad es que pocas obras en las que haya intervenido más de un creador han perdurado en la historia de la literatura o del arte. Sólo una mano pudo esculpir la Pietá, sólo una pluma redactar el Quijote.
Entrada publicada por Juan José Díez

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