sábado, 26 de septiembre de 2009

Literatura pangeica



Recomendamos hoy la lectura del interesante artículo de Vicente Luis Mora El porvenir es parte del presente: la nueva narrativa española como especies de espacios . En él aparecen algunas posiciones polémicas que trato de resumir:

1) La novela convencional que hoy consumen los lectores normales de literatura es de estructura decimonónica, tardomoderna, kitsch. La única forma de literatura moderna interesante es la que desactiva irónicamente sus postulados, se burla de sus reglas añejas y es profundamente deconstructiva.

2) La auténtica novela contemporánea la escriben hoy autores que publican sólo en papel al modo deconstructivo y también algunos escritores electrónicos.
3) El diseño es una de las claves de la literatura pangeica… la página es un campo de batalla visual, sólo desde hace un tiempo los novelistas comienzan a dar la consideración que merece al aspecto visual de sus narraciones, que también configuran un espacio textual de tensiones….

4) El narrador pangeico no distingue límites de influencia, y trabaja indistintamente con esos materiales. Todas ellas suponen combinaciones de literatura y música, literatura e imagen, literatura e informática, literatura y arte, o varias a la vez. Todas ellas implican el conocimiento, en ciertos casos profundo, de otros saberes y/o ramas artísticas, que se aplican sin solución de continuidad a la hora de la elaboración del texto, entendido este término en un sentido lo suficientemente amplio.

En la entrada anterior Félix Remírez expone casi justamente lo contrario:

1) La literatura digital también debe aspirar a ser popular, masiva, que atraiga y emocione a a un significativo número de lectores. Es malo caer en la marginalidad
2) El riesgo de caer en ella viene de otorgar demasiado énfasis al interface, “a los efectos especiales”, a los enlaces, a la ruptura, a la “digitalidad”, en detrimento del texto. ... en muchos lugares, se explora con ahínco la ruptura extrema de la linealidad, el impacto visual, la sorpresa por medio de la imagen, la aplicación multimedia, la simultaneidad arbitraria de relatos, etc. descuidando la palabra, y el orden narrativo que, en muchos casos, llegan a ser casi residuales. Tales excesos llevan a:

3) Aburrir al lector. El exceso de no linealidad puede simplemente cansar.

4) Confundir literatura con otro tipo de arte, por lo general visual.

5) El hacer hincapié en el interface es una guerra perdida para el escritor. Cualquier juego narrativo de cualquier consola tiene una calidad miles de veces superior a la que ni siquiera puede soñar un escritor digital solitario programando en Flash o en Java.

Entrada publicada por Juan José Díez


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4 comentarios:

  1. Estoy más cerca del primero que del segundo, eso sí, sin exageriaciones ni conceptualizaciones ni palabros.
    Repito lo que expresé en uno de mis primeros comentarios en este blog: estas formas de oposición ya están caducas.

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  2. Como se suele decir, contesto “por alusiones”.

    No creo que la visión de Vicente Luis Mora, al que tuve el placer de conocer cuando ambos fuimos ponentes en el I Congreso Interliteral hace un par de años, y la mía sean tan antagónicas como este post da a entender. Por supuesto, tendremos visiones diferentes pero no son absolutamente opuestas. En ningún momento, Mora defiende que la palabra desaparezca, que se diluya en un continente de otras artes, que el texto sea un elemento menor de la literatura, sea esta “pangeica” (utilizo aquí el término inventado por él) o tardomoderna (término que implícitamente afirma que la esta literatura “también” es moderna) . De hecho, si se sigue el excelente blog de Vicente (http://vicenteluismora.blogspot.com/ ) o se leen algunos de su poemas, el texto es primordial. Y esa es mi reivindicación básica. Que el texto es lo fundamental en la literatura y que ese texto debe emocionar, interesar y abrir horizontes. Si lo consigue, cualquiera que sea el método que siga, bienvenido sea. Si no lo consigue y aburre, desorienta o irrita, entonces es fallido. Que algo sea nuevo, revolucionario o rompa con el pasado no significa que sea ni bueno ni necesario (en palabras del propio Mora en http://www.revistateina.com/teina/web/teina19/lit6.htm ). Como yo señalaba en mi post, no sólo no estoy en contra de la digitalidad sino que señalaba campos muy interesantes de desarrollo. Sería imposible en mi caso estar en contra de la tecnología porque a mi afición literaria uno mi profesión de ingeniero. Es decir ,en absoluto puedo ser sospechoso de estar en contra de las nuevas técnicas porque contribuyo modestamente a crearlas. Pero, quizá por ello, soy consciente también de sus limitaciones y de lo mucho que en ocasiones hay de marketing en su promoción.

    Lo que sí afirmo es que la literatura no tiene por qué ir en contra del público en general. Pienso que uno no debe revisar su verdad cuando esta verdad está muy aislada. Cuando Mora, por ejemplo, señala en http://actaliteraria.blogspot.com/2009/09/vicente-luis-mora.html que “en realidad, la novela tardomoderna es canonizada cada día no ya las listas de ventas sino, lo que es peor, en revistas, congresos académicos, tesis doctorales y suplementos literarios”, o que “la literatura tardomoderna, […] supone más o menos el 85 por ciento de la narrativa actual (http://www.revistateina.com/teina/web/teina19/lit6.htm ) está señalando que su opinión es muy minoritaria. Quizá sea la correcta, quizá esa narrativa rompedora sea la auténtica, quizá el resto del mundo esté ciego, pero, desde luego, no parece ser apreciada.

    Y ello me recuerda esa broma del conductor que, cuando va conduciendo en dirección opuesta por la autopista, escucha un aviso de la policía avisando que un automóvil está circulando en dirección opuesta y que constituye un peligro. Él mira y exclama: “¿uno sólo?, ¡también mil!” Si el 85% del público, críticos, tesis doctorales, literatos, etc. piensan que ese camino no es atractivo quizá haya que ser humilde y pensar que pueden tener razón.

    En cualquier caso, lo que sí resulta enriquecedor es que debatamos sobre ello. Y que creemos literatura digital.

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  3. Hola a todos. Estoy encantado con el blog y sigo todas vuestras aportaciones con inmenso interés. Me encanta que haya un espacio específico de literatura electrónica para debatir qué demonios ocurre cuando se digitaliza el signo lingüístico y además se decide crear ficciones narrativas con este nuevo engendro.
    Mi comentario, por ahora, quiere se breve y aún simplón: ¿nos damos cuenta de que con literatura decimonónica o tardomoderna nos estamos refiriendo a un artefacto ligado al papel desde su concepción hasta su resultado? Creo que una obra electrónica nunca va a satisfacernos del todo si en nuestro horizonte de espectativas vamos a compararla con la literatura tradicional en papel. Ésa está bien como está, la otra aún no ha encontrado su formato. Ni siquiera se sabe si ha de hacerlo.

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  4. Mi postulado es que el soporte influye sin duda, pero es un elemento "menor" de la literatura. Ulises no soñaba con Itaca en papel ni se imprimieron las palabras de Homero con tipos móviles durante siglos... pero aquella narración sigue siendo universal y maravillosa. En papiro, en piedra, en papel o en monitor TFT.

    Sin duda, lo digital alumbrará vías artísticas literarias magníficas pero sólo si apoya a la palabra , no si la deja en segundo plano.

    Un saludo cordial.

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